" El mundo está en las manos de aquellos que tienen el valor de soñar y que se atreven a correr el riesgo de vivir sus sueños"

domingo, 6 de marzo de 2011

Anecdotario Taurino

Hace más de medio siglo actuaba en la plaza de toros de Huelva el popular y modesto picador de la localidad de Camilo González (el Tremendo). Se lidiaba una novillada grande y con mucho poder. El cuarto astado de los que salieron aquel día era un catedral. Bravo, de una pujanza extraordinaria y con leña en la cabeza. Cuando llegó el momento de picarlo, Camilo, un tanto pálido, dirigióse en busca de aquel terrible morlaco, pensando en lo poco que iba a durar sobre la caballería. 
En efecto, en una pavorosa acometida arremetió la cornúpeta contra caballo y jinete, levantando a ambos. El Tremendo se dió una formidable costalada, quedando en la arena medio conmocionado. El público aplaudió la bravura y fuerza de tan hermoso novillo, deseando se le pusiera la segunda vara. 
Los monosabios levantaron del suelo al magullado Camilo y con toda presteza lo subieron al caballo, pero con la precipitación lo colocaron montado al revés. Nuestro hombre, medio atontado todavía, para no perder el equilibrio fue a agarrarse al cuello del caballo en el momento en el que le decía un monosabio:
- ¡Al toro otra vez, Camilo que no ha sío ná!
Abrió los ojos El Tremendo y exclamó desde su asombro:
- ¿Que no ha sío ná, mardita sea y le ha quitao el toro la cabeza al caballo?


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