Abandono. Torear es abandonarse. Torear de verdad, claro. Torear como Dios manda. Torear como manda la palabra y el verbo. Lo otro es dar mantazos, mejores o peores, pero mantazos. Tiene su mérito, pero es otra cosa. A ir sin billete de vuelta, para así alcanzar la gloria del triunfo al regreso. Triunfar sobre uno mismo. En esto se resume el ser torero. La búsqueda del abandono. Abandonarse a las musas, a uno mismo, a los propios miedos y a las propias emociones, desprenderse de la carne para gozar del espíritu en cada muletazo hasta volar sobre la testuz del toro y abrazarse finalmente con él. Al abandono se va y se viene. Y Julio Parejo el pasado Domingo se abrazó al abandono, demostró ser torero. Gozó de abandonarse en la cara del toro. Enhorabuena. Y a seguir Gozando.
Don Fernando Valbuena
Galería fotográfica: Valentín Balas
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