El célebre escritor Fernández y González consagró en una de sus novelas un capítulo a Curro Cúchares, dedicándole frases muy laudatorias. El torero se presentó al poeta para darle las gracias.
-No hay por qué, compañero- Le respondió don Manuel con su voz bronca y su ceceo característico-; los únicos que no deben dar las gracias cuando se hable bien de ellos o se les aplaude son los toreros y los autores dramáticos.
-¿Por Qué?- Preguntó el lidiador.
-Porque tampoco pueden andar a puñetazos cuando se les silba, y eso ocurre muy a menudo.
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(Chistes, anécdotas y chascarrillos taurinos, por Miguel Moliné y Roca.)
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